Se llamaba Josefa Fernández y fue un símbolo del Instituto Madre del Divino Pastor. Falleció a los 84 años a causa de un paro cardíaco. Fue velada en el colegio y sus restos descansan en el cementerio local. Fue rectora del establecimiento durante largos años.

El deceso se produjo por un paro cardiorrespiratorio no traumático. Tenía 84 años.

En la tarde pasado del jueves, el dolor se apoderó de toda la comunidad del Instituto Madre del Divino Pastor por el fallecimiento de la madre Josefa Fernández, un símbolo de ese colegio que es parte de la historia de la ciudad.
El deceso se produjo por un paro cardiorrespiratorio no traumático. Tenía 84 años.
Durante muchos años, Josefa fue rectora del Instituto Madre del Divino Pastor y principal propulsora, a principio de los ’80, de la obra misional en el barrio San Alejo, desde la capilla del Buen Pastor. Allí fundó la salita de primeros auxilios, que en poco tiempo se convirtió en un centro de salud referencial para el sistema de salud municipal.
El viernes pasado, cientos de pilarenses visitaron la capilla ardiente montada en el colegio, demostrando su cariño hacia una persona que marcó sus vidas a partir del respeto que irradiaba y el cariño que demostraba en cada acción.
Apenas conocida la noticia, las redes sociales dieron cuenta del dolor general. “Falleció la madre Josefa, una persona a la que quise mucho y con el tiempo aprendí a valorar, admiré su vocación de servir. Ella era la directora del colegio y detrás de esa imagen guardaba los consejos, el cariño y su amor a Dios. La voy a extrañar”, apuntó Claudia Zakhem en Facebook. “Fue un buen ejemplo para nosotras, una autoridad en el colegio que se hizo querer por su forma de ser. Una gran mujer”, aportó Martina Altieri.
“Mis malos comportamientos, los retiros espirituales, el viaje a Bariloche, los exámenes en marzo y la pollera tres dedos abajo de la rodilla, sin Josefa no hubieran sido lo mismo. Siempre en mi corazón”, escribió Patricia Vergani. Y agregó: “La ultima vez que la vi me dijo con su sonrisa característica: “ustedes son mi gloria y mi consagración”. Cuanto amor”.
La madre Josefa había nacido en el 15 de diciembre de 1927 en Bolivia, bautizada como Rosa Fernández Saucedo. Sus restos fueron despedidos en el patio del Instituto (Tratado del Pilar y Ana Mogas), para ser trasladados luego al cementerio local.
Pertenecía a la congregación de Hermanas Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor, instituto con origen en 1850 y fundado por María Ana Mogas Fontcuberta. La religiosa fue beatificada el 6 de octubre de 1996 en Roma por el Papa Juan Pablo II y ante la presencia de medio centenar de pilarenses, entre ellos Josefa.

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