viernes 13, mayo 2011

Cultivaba marihuana en su casa de Del Viso y lo condenaron a cuatro años de cárcel

Se trata de Pablo Aguirre. Había llegado libre al juicio pero luego del veredicto fue detenido. Para la diputada Donda, el caso “es una barbaridad”.

Pablo, de 32 años, trabajaba desde hacía una década en el sector Suministros del Ministerio de Educación de La Nación.

Pablo Alberto Aguirre fue condenado ayer a cuatro años de prisión efectiva por el Tribunal Oral  N º 6 de San Isidro por tener 12 plantas de marihuana en el patio de su casa de Del Viso, en Pilar. El muchacho llegó en libertad al juicio pero luego de conocerse el fallo fue detenido y alojado en una celda de la DDI local.
El tribunal entendió que Aguirre violó el inciso a del artículo 5 de la Ley 23.737 (también llamada Ley de Drogas) que reprime “con reclusión o prisión de cuatro a 15 años (...) el que sin autorización o con destino ilegítimo siembre o cultive plantas o guarde semillas utilizables para producir estupefacientes, o materias primas, o elementos destinados a su producción o fabricación”.
Para la diputada del Movimiento Libres del Sur, Victoria Donda, el fallo fue una “barbaridad”, y agregó que está analizando la posibilidad de pedirle el juicio político al juez Federico Xavier Tuya, que firmó la sentencia, porque entiende que el delito por el que juzgó a Pablo es de índole federal.  “No era competente para juzgar por ese artículo. Hay que modificar la ley. Es una ruleta rusa: puede que te toque un juez que aplique la jurisprudencia de la Corte Suprema o que te toque uno como a Pablo, que le arruinaron la vida”, añadió.
Como ocurre siempre en este tipo de casos, la investigación de la Bonaerense se inició el año pasado con un llamado anónimo al 911. Los agentes acusaron a Pablo de comercializar marihuana pero esa hipótesis no pudo ser sostenida por el fiscal de juicio Claudio Scapolan, el mismo que un año atrás aceptó el sobreseimiento de Luis Golot, detenido por tener 39 plantas de marihuana en su casa.
Pablo, de 32 años, trabajaba desde hacía una década en el sector Suministros del Ministerio de Educación de La Nación.
“Es terrible, sabiendo qué tipo de persona es y la clase de gente que es su familia, no lo entiendo. No saben el perjuicio que le causan a Pablo sólo por el hecho de tener plantas de marihuana en su casa”, dijo uno de los jefes de Pablo al diario Tiempo Argentino.

Despenalización
El caso de Pablo es similar al de Matías Faray, el miembro de la Agrupación Cannabicultores del Oeste que fue arrestado el jueves 14 de abril en Morón.
A Matías lo acusaron del mismo delito que a Pablo pero pudo recuperar su libertad 15 días más tarde. El sábado pasado participó de la Marcha Mundial de la Marihuana, a la que concurrieron más de 15 mil personas, que pidieron pacíficamente que la Ley de Drogas sea modificada para que el cultivo y el consumo de marihuana sean despenalizados.
El reclamo se resume en cuatro puntos: despenalización del autocultivo y la tenencia para consumo personal; fin de la criminalización y discriminación a los consumidores; reconocimiento del derecho de los usuarios medicinales y la sanción de una nueva “ley de drogas”.
A la fecha, aún es ilegal la figura de “tenencia para consumo personal”, según la ley 23.737. No obstante, la Corte Suprema de la Nación dictó en 2009 el “fallo Arriola” que declara inconstitucional esta figura, pues con la detención se invade la libertad personal, protegida por el artículo 19º de la Constitución Nacional.
El fallo aclara que el uso personal está despenalizado, siempre que “se realice en condiciones tales que no traigan aparejado un peligro concreto o un daño a derechos o bienes de terceros”.
La sentencia sentó jurisprudencia, pero no todos los fiscales la aplican. En la marcha se juntaron firmas para presentarlas junto a un documento para pedir la aplicación irrestricta del “fallo Arriola”. A su vez, legisladores nacionales ya presentaron un proyecto para adecuar la ley al fallo.
En Argentina hay alrededor de 1,2 millón de consumidores de marihuana. Si bien los especialistas señalan que la marihuana no genera tanta adicción y daño físico como el alcohol y otras drogas ilegales, sin embargo advierten que cada vez más el porro se está convirtiendo en la droga de entrada a otras sustancias más peligrosas.
En varios países, la marihuana se usa legalmente para paliar dolor en reemplazo de sustancias sintéticas comercializadas por los laboratorios.








 
 
 
 
 
 
 
 



 
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