El intendente Zúccaro, otra vez, se quedó con las ganas de hablarle a Cristina Kirchner

Cristina Kirchner, primero habló con representantes de un yacimiento en Neuquén y luego sí con Pilar.

Estaba todo listo. La prueba de audio chequeada y la gente acomodada para esperar el contacto con la Presidente de la Nación, en la inauguración de las 250 viviendas sociales del Barrio San Alejo.
Allí, desde las dos de la tarde de ayer, el intendente de Pilar Humberto Zúccaro estuvo entregando las carpetas con la preadjudicación de las casas a cada uno de los beneficiarios. Se sacó miles de fotos, besó a los nuevos dueños y escuchó indicaciones técnicas.
Claro, estaba esperando el momento para hablar con la primera mandataria a través de la videoconferencia, modalidad con la que el Gobierno nacional ahorra tiempo e inaugura obras a la distancia.
Pero para ese momento hubo que esperar poco más de dos horas, lapso en el que Zúccaro se mostró algo cansado y hasta se apartó para fumar un pucho, el cual escondía elegantemente cuando un vecino se acercaba a saludarlo.
De pronto, por las pantallas comenzó a haber movimiento. El acto en la Casa de Gobierno, encabezado por la presidenta estaba por comenzar; el contacto con Pilar era inminente.
Dos vecinas se acomodaron en la puerta de una casa para hablar con Cristina, escoltadas por el intendente Zúccaro y el Secretario de Obras Públicas de la Nación, José López.
Un acomodador se acercó y le dio el micrófono al intendente, quien lo sostuvo con paciencia esperando el contacto y seguramente, repasando en su mente un cordial saludo para la Presidente de la Nación.
Cristina Kirchner, primero habló con representantes de un yacimiento en Neuquén y luego sí con Pilar.
La pantalla gigante mostró la imagen de Zúccaro acompañando a las vecinas que hablarían con Cristina, hubo gritos militantes de fondo y aplausos para la Jefa de Estado.
“En Pilar también hay buenas noticias, porque se están entregando 250 casas”, dijo la voz oficial. Era el momento de hablar…
Cristina saludó a los presentes y con total soltura dijo: “A los funcionarios les veo las caras todos los días… quiero hablar con los vecinos nada más”, y automáticamente Zúccaro debió pasarle el micrófono a Claudia y Vanina, sin ni siquiera poder decir buenas tardes y con la única opción de quedarse allí, parado, firme con quien sabe que ideas dando vueltas por su cabeza.
Todo lo que había pensado, ensayado, ideado y repetido en su mente fue borrado de un plumazo por un nuevo desaire de la Presidente. De todos modos, rápidos de reflejos, los chicos de la Juventud peronista de Pilar se apuraron a hacer justicia y antes de que termine el contacto de Cristina con Pilar desgarraron sus gargantas al grito de “Zúccaro es Cristina, Zuccaro es Cristina”.
Y Zúccaro tuvo que conformarse con tomar una lapicera y un papel y apurar un agradecimiento al Gobierno Nacional por medio de una breve carta.