martes 23, noviembre 2010

Mezquindades políticas dejan en situación de calle a 15 familias de Los Cachorros

Una concejal opositora quiso declarar terrenos en los que viven como de utilidad pública para evitar que los desalojen. Pero, con duras acusaciones, el oficialismo archivó la idea. En vísperas de un año electoral, en Pilar el sentido común comienza a quedar de lado. También hubo rechazo a una medida que buscaba seguridad vial.

“Se venden falsas esperanzas, y eso no lo vamos a avalar”, reiteró Alfaya. Algunos opositores también acompañaron al oficialismo.

Unas 15 familias del Barrio Altos de Los Cachorros siguen buscando una solución que les permita permanecer en los terrenos en los que viven desde hace por los menos 10 años.
Luego de haber sido estafados, ya que quienes les vendieron esas porciones de tierra nunca dijeron que las mismas tenían dueño, la situación pasó a instancias judiciales. Hubo una suspensión de un desalojo y desde este año, las familias luchan día y noche para no perder sus casas.
Entre todo el camino que recorrieron, se acercaron a la concejal de la Coalición Cívica, Marcela Campagnoli, no sin antes haber intentado ser escuchadas en la Municipalidad. La edil resolvió presentar un proyecto para que las tierras fueran declaradas “de utilidad pública”. Esa figura frena procesos legales, como el desalojo, y abre la puerta para la expropiación de las tierras a sus dueños, que durante 10 años no reclamaron la pertenencia de los mismos.
La idea parecía hecha a medida, se abría una posibilidad, una esperanza dentro del marco de la legalidad.
Pero, aquellos que no saben de negociaciones políticas, de tiempos electorales sino tan solo de garantizarles un techo a sus hijos, se encontraron con la peor de las enfermedades políticas: la especulación.
El proyecto de Campagnoli llegó al recinto del HCD el pasado jueves, también las familias en cuestión participaron de la sesión, quienes expectantes esperaron la resolución de la propuesta.
Claro, lo que no calcularon los habitantes de Los Cachorros es que a poco de un año electoral y con algunas campañas ya lanzadas, la idea de velar por el bien común y ayudar al más necesitado, en el Concejo comienza a ser dejado de lado. El proyecto fue archivado, y con él la esperanza de las familias.
“Sólo les pido a los concejales del oficialismo, que al menos el proyecto vuelva a comisión”, imploró Campagnoli con el peso de la mirada de los damnificados sobre sus hombros.
Pero, desde las bancas de enfrente, no hubo piedad. La presidenta del bloque oficialista, Liliana Alfaya, no escatimó en agravios hacia la idea de la opositora.
En un tono, hasta en un punto exagerado, Alfaya calificó la idea de Campagnoli de “ser un blanqueo a favor de las usurpaciones, ilegal, inmoral y de cumplimiento imposible”.
“Sabemos que estas familias son estafados sociales y nos parece gravísimo que una concejal esté creando una falsa expectativa con la propuesta que presentó. Nosotros no vamos a convalidar una estafa”, disparó Alfaya.
La discusión subió de tono, hubo acusaciones cruzadas y hasta las barras tomaron partido festejando la decisión finalmente tomada, casi como riéndose de la desgracia ajena.
Para Alfaya una expropiación es “imposible” y ejemplificó con casos en donde se han tomado resoluciones similares y varios años después los dueños originales de los terrenos logaron recuperarlos.
“Se venden falsas esperanzas, y eso no lo vamos a avalar”, reiteró Alfaya. Algunos opositores también acompañaron al oficialismo.

El bloque equivocado
La mecánica que está adoptando la mayoría del Concejo Deliberante local es la que no entiende de consensos entre los bloques. Hoy, las familias damnificadas comienzan a entender que fueron a pedir ayuda al bloque equivocado.
La mayoría está en el oficialismo, un bloque compacto y que vota unido (pese a algunas raras excepciones) por tres opciones: o porque están todos de acuerdo, o porque algunos no saben y actúan por imitación o por miedo al reto “del conductor”.
En las últimas sesiones no hubo posibilidad de consenso con la oposición, y con este caso en particular, no se pensó en el bien común independientemente de la banca que uno ocupe.
Otro de los ejemplos se dio cuando el también opositor Gustavo Trindade, del felipismo, pretendió impulsar un proyecto que pedía que se tramite la instalación de un puente peatonal sobre la ruta 25, a la altura del barrio Ferrum, de Villa Rosa.
Trindade aseguró que el pedido llevaba el aval de 150 firmas, y consideró que una obra así era necesaria para dotar de seguridad vial a la zona.
El villarosense Marcelo Iglesias, del oficialismo, intentó esgrimir argumentos para desechar la idea. Tan endebles fueron que los vecinos de Ferrum que se habían acercado al recinto (eso sí, convocados por Trindade) atinaban a reír y preguntarse: “¿en serio que este concejal es de Villa Rosa?”.
“Un puente allí no lo va a usar nadie, sale plata y es un gasto innecesario. Yo le pido a Gustavo que se quede tranquilo, porque en diciembre, o enero, se van a instalar allí reductores de velocidad, porque se va a hacer una escuela, por lo que es innecesario el puente peatonal. En Matheu (Escobar) pusieron uno y no sirve”, rechazó Iglesias.
Todo el bloque del oficialismo avaló la idea de archivar el expediente, menos el concejal Miguel Saric, que se negó a levantar la mano dos veces, ya que a pedido de Trindade, el presidente del Concejo, Marcelo Castillo, hizo repetir la votación.








 
 
 
 
 
 
 



 
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