Opinión

La degradación de Medio Ambiente en Pilar

Por María Rosa Batalla*

Desde la década del ´90 y por qué no desde un poco más atrás, en nuestro país se fueron creando distintos organismos oficiales para atender a la protección ambiental.
Por ese entonces ya era un hecho la comprobación del incremento del deterioro del entorno natural, y especialmente  la pérdida de la calidad de vida de la población por la alteración del medio en que vivimos. La respuesta fue que tanto en la Nación, como en las provincias y en los municipios se crearan estos organismos. Pilar fue uno de los primeros municipios que contó con una Secretaría ambiental.  Al menos así estaban las cosas cuando el Intendente Humberto Zúccaro asumió su cargo por primera vez en el 2003.
Cuando aún no había concluido el primer mandato, abruptamente, la Secretaría fue “degradada”, si se me permite el término ya que estamos hablando de ambiente, a subsecretaría. Es decir, ya no tenía el rango mayor, sólo  por debajo del intendente dentro del misterioso organigrama municipal, sino que pasó a depender de otra secretaría. Esta semana se conoció la decisión del Departamento Ejecutivo de que esa “degradación” siguiera en constante caída libre. Así que hoy en día Pilar sólo tiene una modesta dirección para controlar, proteger y prevenir daños a nuestro hogar común: el ambiente. Se ha puesto al frente de esta dirección a un hombre honesto, cuyas capacidades técnicas nadie discute, pero es sin el respaldo y la decisión política, no es mucho lo que se puede hacer para que el cambio sea efectivo.
Por otra parte,  el ciudadano no puede acceder a la información que le demuestre cómo las autoridades actuales velan por la calidad de vida de todos nosotros, haciendo cumplir las normas, sin permitir que la norma en el distrito sea la excepción, y a su vez,  las  excepciones sean la moneda corriente.
Ya en otras ocasiones, advertíamos a viva voz que el medio ambiente no le interesa a nadie, que no es una preocupación de nuestra clase dirigente, salvo honrosas excepciones. Para comprobarlo basta con ver cómo fue y sigue creciendo Pilar, en total anarquía y sin controles. Dan cuenta de ello el caso del Downtown Pilar, Pilará, entre otros.
 Sirva de parámetro el lugar que se le asigna dentro de la jerarquía administrativa a la cuestión ambiental.
Indigna comprobar el estado ambiental del distrito: la proliferación de basurales a cielo abierto, la degradación del paisaje urbano, la falta de obras de infraestructura esenciales, el escaso y mal cuidado arbolado público, la proliferación de construcciones que no respetan las normas, pero principalmente la falta en el cumplimiento de los contratos por parte de dos empresas privatizadas íntimamente relacionadas con la calidad de vida de todos nosotros; aquellas que nos deberían asegurar el correcto manejo de los residuos y de la provisión de agua potable y cloacas.
Para concluir, así como días pasados el intendente admitió que no se ha planificado convenientemente y está dispuesto a revertir la situación, confiemos en que también comprenda el error que se ha cometido y sea rápidamente rectificado. Pilar vende una marca “verde” que puede convertirse en una especie extinguida.