A un año del diálogo político, “decepción” en la oposición

El intendente convocó a las minorías, que expusieron proyectos sobre salud, inclusión, seguridad, administración y transparencia en la gestión. Pero ninguno fue puesto en vigencia.

Denarvaístas y macristas, la Coalición Cívica, la UCR y el Encuentro Pilarense, y por último el sabatellismo fueron pasando por el despacho del jefe comunal.

A un año del diálogo político que el intendente Humberto Zúccaro inauguró con la oposición, desde las minorías no esconden su malestar por una acción que, festejada en su momento, ahora sólo cosecha críticas.
Denarvaístas y macristas, la Coalición Cívica, la UCR y el Encuentro Pilarense, y por último el sabatellismo fueron pasando por el despacho del jefe comunal, algunos con gruesas carpetas llenas de reclamos, proyectos y propuestas. Pocas, muy pocas, se llevaron a la práctica.
A 12 meses del inicio de la movida que sorprendió a casi todos, Pilar de Todos dialogó con los referentes de esas fuerzas.

Unión Pro
El denarvaísmo, el Paufe y el Pro, partidos que inauguraron la ronda de charlas, habían puesto la lupa en la posibilidad de dotar de guardias pediátricas a las salas de atención primaria las 24 horas, un reclamo que si bien tuvo repercusión no lo hizo en la dimensión pretendida.
“Hay especialistas cada dos ó tres días en algunas salas, pero no se llevó a cabo el 100% de lo pedido”, sostuvo el edil Diego Ranieli en diálogo con Pilar de Todos.
También en el ámbito de la salud, denarvaístas y macristas propusieron la digitalización de todo el sistema sanitario, para favorecer el cruzamiento de historias clínicas, por ejemplo, o el pedido de turnos.
“Nos dijeron que estaban trabajando en la creación de una autopista digital, pero ha pasado ya un año y los resultados no se ven”, se quejó el edil.
Unión Pro, además, había pedido transparentar los actos de gobierno a través de la puesta en marcha de una ordenanza que regule el libre acceso a la información. La ordenanza se aprobó, pero las trabas para obtener los datos municipales públicos aún no han desaparecido.
“Este gobierno da la sensación de que tapa pozos y va detrás de los problemas, en vez de adelantarse a ellos. Lo único que importan son algunos asfaltos de baja calidad para juntar votos”, añadió el legislador.

La Coalición
Otra de las fuerzas que había formado parte del diálogo fue la Coalición Cívica (C.C.), con la edil Marcela Campagnoli a la cabeza.
La C.C. había solicitado, entre otros puntos, mayor presencia y móviles de la Patrulla urbana, y que sus recorridos se extiendan a los barrios periféricos, no sólo en el centro de Pilar, y que cada móvil lleve un radio o celular con el que el vecino pueda comunicarse.
Además de reclamar la implementación de un programa de ordenamiento territorial, un plan urbano, la actualización del código de zonificación, el acceso a la información y regular el reparto de la pauta publicitaria oficial.
Según Campagnoli, pese a lo esperanzado que se mostraron algunos referentes de su sector, como el ex candidato Juan Arenaza, no se avanzó en ninguno de los temas planteados.
“Sólo se aprobaron aunque no se reglamentaron el acceso a la información y la pauta oficial, pero no se cumplen”, se quejó al concejal.
Al igual que el denarvaísmo, la C.C. había solicitado la presencia de médicos en las salas de atención primaria, para descomprimir el segundo nivel de la atención, la implementación de turnos telefónicos en todos los hospitales, y optimizar los ingresos por obras sociales.
Campagnoli y los suyos, además, propusieron la implementación de programas de reciclaje, acciones contra las usurpaciones, y la actualización de datos de la pobreza, este último punto cumplido por el Gobierno.
“Ninguno de nosotros pretende ni pretendía que se cumpla todo lo expuesto, pero no nos convocaron ni una vez de las áreas técnicas para avanzar en algo de lo charlado. Y de hecho hay muestras de que no se mejoró, sino que se sigue igual, como en la falta de planificación urbanística. La verdad que nos decepcionó”, cerró Campagnoli.

Acuerdo Cívico
El tercer espacio que formó parte de la ronda de diálogos fue el Acuerdo Cívico, representado en Pilar por la UCR, el Peronismo País y el Encuentro Pilarense.
Gabriel Lagomarsino, referente de este último espacio, no participó de la reunión, quizá adelantándose a lo que luego se sumarían sus pares: “Para mí, el diálogo siempre fue para la foto, nada más”, señaló Lagomarsino.
La UCR llegó con una idea clara: conocer a fondo los números reales de la pobreza, para partir de datos concretos en la búsqueda de soluciones. La información llegó, casi 9 meses después, pero las medidas, entienden desde el espacio, no.
“Decidí no concurrir a la convocatoria no porque no confiara en el diálogo como mecanismo de búsqueda de consensos, sino porque conozco a Zúccaro desde hace demasiado tiempo: desde 2003 lo he escuchado prometer acceso a la información, presupuesto participativo, puertas abiertas o que la salud iba a estar al tope de la agenda, y un minuto después desdecirse, afirmando que “nunca” iba a volver a dialogar con la Dra. Mirta Ortega Sanz, paradigma de la lucha por un sistema de salud pública”, enfatizó Lagomarsino.
“A mí (Zúccaro) no me decepcionó. Simplemente nunca entendió el significado de la palabra Diálogo. Dialogar es intercambiar visiones, enriqueciendo las propias con las de los otros, construyendo una visión compartida. Es estar dispuestos a aprender a pensar colectivamente. El prerrequisito para ello, es aceptar el cuestionarse a uno mismo, y también aceptar que por encima de los intereses de cada fracción política partidaria, están los intereses de la sociedad, que aun anhela —y necesita— que la política resuelva todo aquello que desde hace años está pendiente. Lamentablemente, en la política local hay tantos intereses personales, que en última instancia la lucha es sólo por el poder; así, no hay oposición sino opositores, y no hay oficialismo sino oficialistas. Y así la pobreza, la inseguridad y la debilidad institucional seguirán estando en la columna del ‘debe’”, añadió.

El sabatellismo
El sabatellismo, por su parte, también llevó sus propuestas a Zúccaro. Representado en aquel momento por el ahora socialista Miguel Gamboa, junto con el docente Luis Dezza, pusieron la lupa en la pobreza, el acceso a la información y el presupuesto participativo.
“El acceso a la información sigue siendo tan dificultoso como antes; los números de la pobreza se conocieron, pero no se tomaron acciones concretas en conjunto para combatirla, y que los vecinos decidan parte del destino de los fondos públicos parece un sueño”, describió Gamboa.
Uno de los proyectos que llegó a tomar forma legislativa pero terminó dormido en un cajón, fue la idea de crear un Consejo Social y Económico, ámbito que pretendía reunir a distintos sectores para elaborar estrategias que permitan reducir la marginalidad. Sin embargo, el proyecto pedía sueldos para los integrantes de ese organismo, idea que fue rechazada de plano por el Concejo Deliberante.
“Si molestaba tanto lo de los sueldos, entonces lo hubieran sacado. Pero no se hizo eso, ni nada. Quizá pecamos de inexpertos y aceptamos concurrir al diálogo, pero debíamos darle crédito al Gobierno Municipal, aunque la verdad que nos decepcionó”; cerró el docente.