El 20 de agosto se cumple un nuevo aniversario

Polémica por la organización de los actos en conmemoración de la Masacre de Fátima

Familiares de las víctimas no participarán del evento que llevará adelante el área de Derechos Humanos de la Comuna. Dicen que no concuerdan con “el criterio organizativo” y con la presencia del intendente de aquella época, “Beto” Ponce de León. “Los desaparecidos no tienen dueño y no se atan a ninguna agenda oficial”, dispararon.

Hugo Argente, hermano de Jorge Argente, una de las víctimas.

Familiares y allegados de las víctimas de la Masacre de Fátima, ocurrida el 20 de agosto de 1976, mostraron su descontento en relación a la organización de los actos que la Comuna está realizando desde la recientemente creada Dirección de Derechos Humanos para recordar la fecha.
Es que entienden que no fueron partícipes en los detalles del evento y al mismo tiempo critican la idea de que el día de la conmemoración, en el teatro Lope de Vega, esté presente “Beto” Ponce de León, quien en el año 1976 ejercía la intendencia en Pilar como comisionado de las Fuerzas Armadas, tras haber ganado las elecciones de 1973.
“No vamos a participar del acto de la Municipalidad, porque no compartimos con el criterio organizativo. Además no aceptamos que nos convoquen a participar de hechos que no organizamos, lo que nos quita la posibilidad de poder objetar algunas cuestiones, una de ellas la presencia de Ponce de León, una persona que nunca se nos acercó, y que en aquella época ejerció si bien un cargo al que llegó por la vía constitucional, dentro del marco de un gobierno de facto”, se quejó en diálogo con Pilar de Todos Hugo Argente, hermano de Jorge Argente, una de las víctimas.
Además, aseguraron que desde el año 1999, la organización de los actos para recordar a las víctimas siempre estuvo a cargo de sus familiares. “Se hace desde que aparecieron los restos de Susana Pedrini de Bronzel”, afirmó Argente, quien además cuestionó que desde la Comuna “decidieron hasta la hora en la que se tiene que hacer el acto”, ateniéndose a los compromisos que las autoridades tendrán luego.
Enojado, Argente declaró: “Los desaparecidos no tienen dueño y no se atan a ninguna agenda oficial”.
“Con la llegada de Lorena Lescano (abogada ex titular de la Dirección de Mediación Comunitaria de Pilar y militante de Derechos Humanos) conseguimos colocar una placa más grande en el lugar de la masacre, y plantar árboles, pero eso no se pudo sostener en el tiempo. No sé para qué decretaron día de interés comunal la fecha de la Masacre, porque no se hacen charlas ni se habla de lo que fue ese episodio”, añadió.
Finalmente, en concordancia con otros familiares de víctimas, han decidido realizar un acto propio a partir de las 15, en el lugar en el que hace 34 años los cuerpos de 30 personas fueron dinamitados, en la localidad de Fátima.
“Allí se leerá un comunicado de los familiares de las víctimas, hablarán todos y luego nos trasladaremos a la Escuela N° 9 para realizar actividades con los alumnos y su director. Se va a pasar un video y debatiremos sobre los trabajos realizados por los chicos en alusión a la fecha; esa actividad sí la vamos a respetar, porque las autoridades del colegio siempre nos han acompañado, pero a las otras no”, finalizó Argente.

La Masacre
El 19 de agosto de 1976 un grupo militar se instaló en un control caminero sobre la ruta 8, mientras aviones sobrevolaban el área, y se veían algunos Ford Falcon recorriendo la zona. Poco después de las cuatro de la madrugada siguiente, una gran explosión despertó a toda Fátima. Poco antes habían llegado al lugar del estruendo una camioneta y un furgón.
Los obreros de un horno de ladrillo cercano se encontraron con restos humanos esparcidos en un radio de cien metros. Casi inmediatamente fue cercada la zona por soldados que impedían el paso y a los reporteros gráficos se les secuestraron las fotos tomadas. Los soldados y el personal civil recogieron pedazos de los cuerpos dinamitados y los cargaron en un camión de la Municipalidad de Pilar.
Según el parte policial las víctimas eran treinta personas -diez mujeres y veinte hombres- la mayoría jóvenes, incluso algunos adolescentes. Sólo cinco pudieron ser identificados en ese momento. Los cuerpos de las víctimas no identificadas fueron enterrados como NN en el Cementerio de Pte. Derqui, de donde fueron exhumados años más tarde para su identificación.