martes 10, agosto 2010

Opinión

Educación, un compromiso de todos

Por Marcelo Gondell *

Muy frecuentemente, en nuestro entorno familiar, laboral o de amistades nos encontramos frente a la afirmación, de que los principales problemas Argentinos se deben a la deficiencia, o muchas veces a la falta de educación. Pareciera que todos coincidimos en que como Nación, la Republica Argentina se debe y le debe a sus ciudadanos una mejor calidad educativa.
Pero la presente nota es una invitación a salir de la visión ya repetida y conocida de nuestras carencias, y entrar en el terreno de la reflexión sobre que podemos hacer para mejorarla desde nuestro lugar de ciudadanos.
En lo personal me siento testigo (como seguramente muchos que leen la presente nota) de un cambio de paradigma social respecto de la educación como evento de superación.
Si quienes pudimos hacer nuestra escolaridad primaria durante las décadas anteriores  al golpe de estado de 1976, lo hicimos en un contexto donde la búsqueda del aprendizaje tenia una implicancia eminentemente social e igualadora (mas allá de la lógica superación personal y talentos personales); quienes lo hicieron en las décadas posteriores, hasta hoy, lo han hecho en uno de desarrollo individual, de preparación para la competencia (solo para quienes pueden pagarlo), y exclusión, cada vez mayor, de los grandes segmentos de la sociedad a quienes las sucesivas crisis los hay ido acorralando hacia el fondo de la pirámide.
Basta reflexionar, como el otrora admirado Sistema Educativo Argentino, pasó de ser la principal herramienta de movilidad social, a un sistema de contención de necesidades básicas de los más humildes.
Podemos hablar mucho tiempo sobre las miserias de diferente origen que nos llevaron a este punto, y cada una que digamos, seguramente será verdad y tendrá fundamentos. Pero ya les dije mas arriba que quería invitar a reflexionar, desde otro punto de vista y es de nosotros, cada uno como miembro, pero también artífice de la sociedad en que vive.
Es indudable que es al Estado, al que le compete la mayor tarea y la mayor responsabilidad, pero desde nuestro lugar de ciudadanos, es mucho lo que podemos hacer, más allá del voto responsable.
La infraestructura de escuelas, bibliotecas, personal docente y no docente, planes y demás son las áreas donde el Estado debe jugar su papel, pero el contexto de la educación como tal es aun mas amplio, si dirigimos nuestro análisis, a que hacer con los conocimientos adquiridos en la Escolaridad Primaria y Secundaria, como transformarlos en oportunidades para continuar los estudios Terciarios y como utilizarlos para poder integrarse al mercado laboral formal; a fin de cumplir el ciclo virtuoso de , educación, integración e transformación social.
Es en estos puntos que preceden, donde Nosotros como ciudadanos podemos participar no solo del debate, si no también del aporte de ideas de solución y progreso.
Si hay un evento que en nuestra Nación, debiera ser federal e igualador, es el educativo, pero desgraciadamente, sabemos que no lo es.
Basta observar como deben emigrar a otras  ciudades más grandes los jóvenes de la mayoría del interior, para ver no solo la desigualdad a la que se exponen quienes  lo hacen, si no al mayúsculo impedimento que es para la mayoría de quienes quedan en el interior sin ni siquiera poder intentarlo.
En este punto, los esfuerzos, como el de Pilar, para acercar a sus vecinos a la Universidad Publica, son validos y muestran el camino a seguir. 
Otro punto muy relevante al que me refería en párrafos precedentes es el de la inclusión laboral de los jóvenes, que no es más que la aplicación de sus estudios a la vida práctica.
Aquí estamos ante un gran generador de desigualdad ya que los sectores mas desprotegidos, aun teniendo la posibilidad de terminar sus estudios, deben enfrentar un sistema que de antemano es poco receptivo a ellos y ellos no cuentan con las herramientas necesarias para romper el paradigma de doble vía que representa la exclusión con autoexclusión.
Pensemos que la mayoría de los jóvenes de los niveles medios-bajos y bajos de la sociedad, pertenecen a familias, donde el trabajo formal es inexistente, y si lo es para su grupo social, ¿porque para ellos la historia va a ser diferente¿.
Este esquema es un permanente socavador de la motivación y autoestima de los jóvenes, que ven solo como obligación su escolaridad, sin que ella represente ningún echo superador para su vida, ni la de la sociedad a la que pertenecen.
Atento a esto y retomando el concepto de que como ciudadanos de a pie , es mucho lo que podemos aportar al debate y a la acción, es que las Organizaciones Intermedias, tanto Civiles, como Sindicales y Empresariales,  deben articular acciones, con los organismos del Estado,  para generar y aplicar soluciones practicas y rápidas, que generen la inclusión, superación e inserción laboral de los jóvenes que estudian en TODAS las escuelas del País, desarrollando no solo un sentido de progreso personal, si no un sentimiento de desarrollo social que motive a cada uno desde su lugar de tareas.
En esta línea de acción La Fundación Centro de Altos Estudios del Pilar ha desarrollado un programa de integración y nivelación para la inserción laboral de Jóvenes de 18 a 25 años llamado “Mi Primer Empleo”.
Este programa provee a los jóvenes de ciudades periféricas y barrios del Partido de Pilar, de conocimientos necesarios para desarrollar su búsqueda laboral en el mercado formal, instruyéndolos en manejo de la imagen y comunicación personal, los entrena en Técnicas de Atención de Clientes, y los promueve dentro de diferentes bolsas de trabajo y empresas del medio. El curso es solventado íntegramente por la Fundación y los jóvenes son becados por esta.
La Fundación además, tiene desarrollado un programa de becas para que jóvenes de bajos recursos, puedan complementar sus esfuerzos académicos y laborales, con una asistencia económica a sus gastos de estudio, que facilite el logro de sus objetivos.
Este tipo de acciones, abren no solo un camino laboral, si no que integran a la Sociedad a un joven y a la vez es la sociedad que en cada individuo que se integra, reencuentra su destino.
Esos jóvenes que se superan con el trabajo y el estudio, son sin dudas quienes silenciosamente, lideran el cambio y el progreso en su entorno social.
Todos necesitamos de la educación, pero también ella necesita de nosotros, de nuestro compromiso de hacerla amplia, igualadora y superadora, para todos.
Como sociedad, debemos asumir que debemos retomar el camino de priorizar la Educación Pública, categorizar debidamente a los docentes,  y poner como prioridad en la agenda social las demandas de infraestructura educativa y  comprometernos con la idea.
Es un largo camino, pero toda marcha necesita de un primer paso, y en este caso es el de la convicción de que una sociedad integrada por la educación y el trabajo, debe ser un compromiso de todos.

*Marcelo Gondell
Fundación Centro de Altos Estudios del Pilar





 
 
 
 
 
 
 



 
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