Carta abierta

Sr Director:

Indescriptible la emoción que me causó transitar por Pilar.
El solo pensar que hasta hace poco más de un siglo las lentas carretas tiradas por bueyes eran el único medio de transporte, por ej. entre el Río de la Plata y el Alto Perú. Sin dudas había que ser muy valiente o estar muy necesitado para hacer semejante viaje, tal vez siendo un político, un comerciante o un turista, (si es que los había). No me imagino como llegarían al cabo de semejante viaje.
Pero ahora digo yo:
Si hoy, ya entrado el siglo XXI hay que ser todo un audaz para transitar por ejemplo la vieja Ruta 8. Con sus baches y banquinas en pésimo estado. Las paradas de colectivos urbanos en unos barriales tremendos, yuyales, basura, chatarra, toda una desprolijidad y falta de atención.
Un contraste total con el crecimiento de esa zona y la falta de higiene y cuidado de un Municipio que debería ser ejemplo.
No puedo imaginarme lo que habrá sido en aquellas épocas del Virreinato o la incipiente Nación. Pero que hoy deja mucho que desear, no existe la menor duda.
Vergüenza de propios y extraños.
Sorpresa para quienes como turistas creíamos encontraríamos florecientes centros de compras, Hospital y Universidad de última generación, ¿todo en un marco de ciudad ejemplo?