Mantuvo a 40 personas como rehenes durante 5 horas en el Banco Nación

La madre de “Cheto” murió de SIDA, el padre en la cárcel

¿Un precoz delincuente que quiso saltar varios peldaños en su carrera delictiva? ¿Un muchacho acorralado por la vida que de repente se vio rodeado también de policías? Quizá las dos cosas. Y más.

¿Un precoz delincuente que quiso saltar varios peldaños en su carrera delictiva? ¿Un muchacho acorralado por la vida que de repente se vio rodeado también de policías? Quizá las dos cosas. Y más.
La historia de “Cheto” no es muy diferente a la de varios chicos marginales, hijos a su vez de una primera generación de excluidos que este país comenzó a criar como en un laboratorio hace 2 décadas.
La madre de Josué Rodríguez Coronel murió de SIDA. La misma enfermedad que el joven asegura tener. El padre, encontró la muerte en una cárcel. Los destinos de sus progenitores parecen haberse puesto de acuerdo para caer sobre “Cheto”, y agarrarlo del cuello para asfixiarlo.
“Es un muchacho que vive acá en la zona, muy conflictivo. Quedó huérfano de muy chiquito, su padre había muerto en la delincuencia y su madre por HIV. Queda bajó el cargo de unos parientes, pero Jonatan tomó la delincuencia como forma de vida desde su adolescencia”, describió Marcelo Buyatti, titular del Foro de Seguridad de Alberti, de donde es oriundo “Cheto”.
Buyatti contó que cuando “Cheto” era menor, se dedicaba a delinquir dentro de la localidad de Alberti, en la zona comercial, pero que cuando fue creciendo “empezó a buscar comercios mucho más importantes”.
El titular del Foro de Seguridad de Alberti informó que “Cheto” es el que organizaba y hacía la logística de los atracos. “Lo que buscaba era gente de zonas marginales para que lo acompañen, a veces menores”, relató el comerciante de Alberti.
El delincuente ya tenía varias entradas en comisarías locales y de otros municipios, incluso había purgado una condena por robo a mano armada, y aparentemente estaba prófugo de la justicia por el robo a una financiera de la zona de Del Viso.
Buyatti dijo verse sorprendido ante la noticia de que este joven era el que mantenía de rehenes a más de 40 personas. “Jamás pensamos que se iba a animar a algo así; ir a robar a un lugar céntrico rodeado de policías”, añadió.
“Todo el mundo lo conoce, de vista al menos. Y llegó a ser en la zona el flagelo de todos, pero jamás pensábamos que iba a pasar esto”, finalizó.
Quizá “El Cheto” ya conocía de antemano su destino. “Estoy jugado, no tengo nada para perder”, repetía. Sabe que no tiene nada.
“Como sociedad nunca nos hemos preocupado para que esto se solucione. En las reuniones decíamos Jhony está robando, o Jhony se está portando mal. Pero jamás nos acercamos a hablar con él, y ver de qué manera poder ayudarlo”, reflexionó Buyatti. ¿Habrá tiempo para los otros Jhonatan que claman una mano?