Opinión
Residuos urbanos, la importancia de generar menos basura
Por Lic. María Rosa Batalla *
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires está trabajando sobre un nuevo modelo de gestión de residuos urbanos. Naturalmente, este proyecto es una consecuencia de la urgencia en darle respuesta a uno de los problemas ambientales más importante que afronta la sociedad.
En las grandes ciudades el problema es aún mayor que en ciudades intermedias como Pilar.
La Capital Federal y la provincia de Buenos Aires mantienen un conflicto de larga data con respecto a la disposición final de los residuos. La ciudad es la mayor generadora de residuos domiciliarios, en parte debido a la cantidad de habitantes y en parte al alto nivel de ingreso de esa sociedad. Es sabido que a mayores ingresos económicos, mayores volúmenes de residuos producidos. Pero en el escaso territorio capitalino no se pueden disponer esos residuos, por lo que deben ser trasladados a la provincia. Ya no hay intendente que no sepa que el CEAMSE se encuentra colapsado y en un tiempo relativamente corto no recibirá más residuos, ni capitalinos ni bonaerenses. Por lo tanto, estamos ante un escenario de crisis ambiental a corto plazo.
En el marco del cambio que propulsa el ministro de Ambiente y Espacio Público del Gobierno de la Salud, un diario de alcance nacional ha estado publicando diversas notas sobre cómo se maneja este tema en distintos países del mundo. Desde ya que el caso de Londres resulta muy interesante para quienes nos dedicamos al estudio sistemático del ambiente. Pero, ¿es posible comparar la realidad de estas metrópolis con la ciudad de Buenos Aires o con cualquier otra ciudad argentina, como Pilar? Difícilmente podamos copiar estos modelos. Pertenecemos a culturas diferentes, sufrimos urgencias diferentes y sobre todo no se tiene conciencia del problema que estamos sufriendo. Desde ya que la pobreza, la educación, la (in) seguridad suelen ser temas que a la gente le preocupan mucho más. Mientras tanto, miramos para otro lado y el problema se nos viene encima.
¿Cómo podemos resolver el problema con soluciones adecuadas a nuestra idiosincrasia y a nuestra realidad? ¿Debe alegrarnos que se aumente mes a mes el tonelaje de residuos urbanos recolectados? No, decidamente no. En una sociedad responsable, que se precie por tener conciencia de la problemática ambiental que nos ahoga, sólo celebraría cuando los indicadores de volúmenes de residuos producidos fueran disminuyendo mes a mes. Pero sin que por ello, la calidad de vida de sus habitantes se deteriore. Todo lo contrario. Una sociedad que ha sido correctamente concientizada y educada para producir menos residuos no va a festejar estos hechos. El pueblo es quien termina pagando, con sus impuestos, a las empresas que recolectan residuos. Y si se abona por basura recolectada, sin dudas que los únicos interesados en que no se instrumenten planes para el manejo integral de residuos son las empresas recolectoras. Es por eso, imprescindible que los estados provinciales y municipales también cambien la manera de abordar este problema. Si no se cuenta con campañas de educación que modifiquen las pautas culturales con respecto a la basura, sino se sanciona a quien tira basura en cualquier lugar, si no se castiga el aumento de los volúmenes producidos, si una vez producidos los residuos no son clasificados y reciclados (los que por sus características puedan volver a utilizarse) no podremos avanzar en la búsqueda de soluciones. Una vez más se hace evidente la falta de políticas públicas que garanticen un cambio genuino en uno de los problemas ambientales más serios. Si nos pareciera que es un problema menor, probemos dejar en el patio de nuestra casa durante quince días las bolsas de residuos amontonadas. Luego pensemos qué pasaría si este ensayo lo lleváramos a la escala de una ciudad. ¿Verdad que no es agradable la perspectiva? Bien, si no buscamos soluciones de manera urgente, ese es el panorama que nos espera.
*Lic. María Rosa Batalla, Docente e investigadora de la Universidad Nacional de Luján |
