Ayer por la madrugada

A los 79 años, falleció el concejal José Iacurto

Su deceso se produjo debido a una afección cardíaca y posterior deterioro de sus funciones vitales. Estaba internado en una Clínica de la Ciudad de Buenos Aires. Ayer sus restos fueron velados en el Salón de Sesiones del Concejo Deliberante y se decretaron tres días de duelo.  Había asumido el pasado 10 de diciembre.

Ayer por la madrugada falleció el concejal José Iacurto quien había asumido su banca el pasado diez de diciembre después de varios años de haber estado alejado de la política local.
El deceso de uno de los referentes de la localidad de Manuel Alberti se produjo debido a una afección coronaria y posterior deterioro de sus funciones vitales, cuadro que en las últimas semanas lo habían llevado a ingresar en varias oportunidades al hospital.
El último ingreso a cuidados intensivos se produjo en una Clínica del barrio de Pompeya en la Ciudad de Buenos Aires donde los médicos que lo atendieron no lograron estabilizar sus funciones.
Iacurto, de 79 años de edad, fue velado ayer por la tarde en el Salón de Sesiones del Honorable Concejo Deliberante, donde familiares, amigos, allegados y diferentes referentes de la política y representantes de instituciones intermedias se acercaron para darle el último adiós en medio de un profundo dolor.
Sus últimas actividades fueron dentro del HCD, lugar que no ocupaba desde la década del 80, cuando representó a Manuel Alberti bajo el ala del radicalismo.
En las últimas elecciones, el intendente Humberto Zúccaro lo convocó para que integrara la lista de concejales oficialistas “por la inteligencia y la humildad” que lo caracterizaba y Iacurto aceptó el desafío.
Siempre preocupado por las necesidades de los habitantes de Alberti, Iacurto tuvo en claro que desde su banca de concejal iba a proponerse seguir ayudando a su pueblo.
En Alberti lo recuerdan como uno de los hombres más influyentes y uno de los impulsores del crecimiento de esa localidad. Es que Iacurto logró la llegada del tren con la fundación de la estación, en ese entonces denominada apeadero; gestionó el desembarco de un registro civil y la primera calle asfaltada.
Hombre de un compromiso social irrenunciable, Iacurto entendía como nadie el trabajo de concejal. “Nos debemos a nuestro pueblo y debemos trabajar por él. El que piense que el Concejo es un lecho de rosas, que se prepare para acostarse en las espinas”, decía con fervor. Hoy, lo llora toda la comunidad.