Aumenta el hambre

El fantasma de la pobreza amenaza a la población más humilde de Pilar

En el distrito comenzó a crecer la cantidad de personas que dependen de un comedor o del Estado para poder alimentarse. Pero en las entidades se incrementa la falta de recursos para responder a la demanda de los más necesitados.

La pobreza es uno de los flagelos que sigue azotando a los habitantes de los sectores más humildes del distrito de Pilar a tal punto que en los últimos días se fue generando un fenómeno que vuelve a poner contra la espada y la pared a las autoridades: el aumento de la cantidad de personas que dependen de un comedor comunitario para poder alimentarse.
Es que según coinciden los titulares de esas instituciones y las autoridades del área de Acción Social de la comuna, en las últimas semanas han recibido la petición de más personas que buscan conseguir un lugar para recibir un plato de comida.
“Es una situación que se está repitiendo en varios lugares del distrito de manera muy lenta”, señaló Alejandra Pagani, titular de la Dirección de Acción Social, aunque aclaró que el fenómeno “por ahora no se está dando de la misma manera que hace tres años”.
Pero, de todas maneras, todos los indicios apuntan a un paulatino aumento de la pobreza. Y en ese contexto el problema lo enfrentan también los comedores, que con recursos escasos buscan hacer malabares para poder asistir la demanda de la población humilde.
Ese es el caso, por ejemplo, de Vilma que desde el año 2001 está al frente del comedor María Auxiliadora del barrio San Alejo, uno de los más postergados del distrito y cuya población se encuentra por debajo de la línea de la pobreza.
En diálogo con Pilar de Todos, Vilma comentó que durante esta semana ya ha recibido a cinco nuevas familias que se acercaron para poder garantizarles el alimento a sus hijos.
“Llegaron el viernes por la tarde a preguntar si había cupos para sus hijos y ante esa pregunta, no les podemos decir que no. Cuando vengan, veremos como nos las arreglamos”, se consoló Vilma consciente de que la situación del comedor no es la mejor. Es que en la actualidad, asisten allí todos los días más de 40 chicos que van a alimentarse.
Vilma también explicó que las mujeres que se acercaron a su institución señalan que se ven obligadas a recurrir a su ayuda ya que tanto ellas como los jefes de familia han perdido en los últimos meses las fuentes laborales.
La situación se repite en cada uno de los comedores y merenderos del distrito y amenaza con volver a incrementar el número de habitantes que necesitan ayuda para satisfacer sus necesidades básicas.
En ese sentido, a fines de 2006 unas 50 mil personas de Pilar necesitaban del Estado para poder alimentarse, cifra que coincidía con los niveles de NBI, cercanos en ese momento al 24%.
Vilma y todos los responsables de comedores sueñan con no volver a ver a niños desnutridos ni a padres implorando por un plato de comida, pero la realidad los empuja a no bajar los brazos y ayudar a quienes hoy no pueden asegurarles el alimento a sus hijos.