Tendinitis, mareos y caídas

El uso excesivo de la computadora favorece las lesiones corporales

Corregir la manera de sentarse –apoyando toda la espalda en una silla de respaldo alto y recto–, es fundamental para evitar las lesiones en las cervicales, que pueden provocar mareos y cefaleas. También es importante valerse de herramientas que ayuden a la realización de movimientos más cómodos. Entre éstas se destacan los teclados y mouse ergonómicos.

Ocho o nueve horas en una oficina. Trabajo y más trabajo. ¡No hay cuerpo que aguante! Esto es lo que escuchan muchos médicos traumatólogos cuando se enfrentan a las ya conocidas “lesiones posturales”, patologías que cada vez son más frecuentes debido a la combinación entre el estrés de la vida laboral, la falta de tiempo y la voluntad para realizar actividad física y mantener al organismo en movimiento.
Pero, ¿qué puede hacerse cuando es indefectible pasar una cierta cantidad de horas frente a una computadora? ¿Cómo evitar que los músculos y articulaciones se tensionen favoreciendo el desarrollo de contracturas y complicaciones?
“Para empezar, lo más importante es tener una buena posición de trabajo. Esto quiere decir que hay que aprender a sentarse correctamente, con la espalda completamente apoyada en una silla de respaldo recto y preferentemente alto, que cuente con un buen apoya cabeza y, si es posible, un realce debajo de los pies”, explica el Dr. Marcos Galli Serra, traumatólogo del Hospital Universitario Austral.
“Además, es preferible contar con cualquier elemento o herramienta que ayude a mejorar la posición de trabajo, como por ejemplo un mouse o teclado ergonómico. Esto contribuye a evitar el sobreuso y la recarga de determinadas estructuras músculo-tendinosas. También es importante levantarse y caminar a cada rato o bien realizar movimientos con las piernas mientras se está sentado”, agrega el Dr. Galli. En la misma línea se expresa el Dr. Arnoldo Albero, traumatólogo, ex presidente de la Asociación Argentina de Traumatología del Deporte y actual secretario general de la Asociación Argentina de Cirugía de Hombro y Codo: “Parar a cada rato y poder disfrutar 10 o 15 minutos de actividades placenteras como levantarse y caminar un rato o ir a dar una vuelta, suele resultar muy positivo. Esto es porque de lo contrario, las articulaciones y los huesos ‘se oxidan’, y el problema se advierte habitualmente cuando el daño ya está hecho. Dentro de este contexto, lo más complicado es cuando se trata no ya de una tendinitis sino de tendinosis, es decir, cuando se produce una degeneración de los tejidos, que pierden irrigación y flexibilidad, provocada por un severo estado de tensión y estrés”.
Las lesiones más frecuentes
De acuerdo con el especialista, y aunque actualmente los hombres y las mujeres pasan desde muy temprana edad muchas horas frente a la computadora, “en el pasado las lesiones eran más frecuentes y de mayor severidad pues, por citar un ejemplo, realizar una planilla de cálculo a mano y mal sentado era mucho más dañino para la salud”.
Aún así, las estadísticas realizadas en diversos países del mundo ubican a las lesiones posturales entre las de mayor incidencia en quienes utilizan la computadora todos los días para trabajar.
“Dentro de éstas encontramos las cervicalgias o dolores de cuello, la tendinitis de codo o muñeca, y la lumbalgia. El problema es que las lesiones en el cuello y la columna favorecen, a su vez, la aparición de dolores de cabeza recurrentes, mareos y cefaleas”, concluye el Dr. Galli Serra.
El otro problema de las computadoras
Tal como fue publicado en una reciente edición de la revista American Journal of Preventive Medicine, entre 1994 y 2006 se dio, a nivel mundial, un incremento del 732% en los accidentes domésticos o laborales producidos por las computadoras, no ya debido al tiempo que se las utiliza para trabajar, sino a la incomodidad que genera contar con tantos equipos o aparatos dispuestos muchas veces en pequeños ambientes. De esta forma, las caídas provocadas por tropezar con un cable pasaron de 1.300 a 9.300 casos por año, siendo los chicos menores de cinco años y los ancianos los más perjudicados.

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