Gobierno y Educación; Relación Irrenunciable
(Segunda Parte)
Prof. María Virginia Seco.
Especialista en Investigación Educativa y Gestión Pública
Establecidos, a lo largo de la historia y a partir de demandas concretas de la sociedad, los Contratos Fundacionales, es rol cardinal del Estado el asegurar la respuesta a las necesidades planteadas, en acciones eficientes y eficaces.
De la formación del clero y la alta burocracia colonial a la educación y conocimiento como bien público y derecho personal, del sectarismo de beneficiarios a la igualdad, gratuidad y equidad para todos y cada uno de los habitantes de nuestro suelo, de la formación del súbdito fiel a la del ciudadano libre, responsable y participativo, transcurrieron años, sino siglos, de hechos históricos que marcaron el camino.
Avanzado el Siglo XX, la Sociedad de la Información surge como superadora de la Sociedad Industrial. Un escenario de expansión y de nuevas interrelaciones entre los mercados de todo el mundo -como consecuencia de la cadena de los sucesos socio-político-económicos que lo originaron- fue el inicio de un proceso mucho más amplio, de influencia, no tan sólo en el ámbito económico sino también en las demás esferas características de la actividad humana: la ciencia, el arte, la educación, la tecnología, la comunicación.
Instituida la Globalización, quizá una de las características que definirán en la posteridad al Siglo XXI, subraya ésta la redefinición de dos grandes marcos: el de la movilidad de los recursos económicos y financieros y el relativo a los sistemas de comunicación mundial. En este escenario un nuevo paradigma educativo se impone.
Una flamante generación de niños y jóvenes esperan redefiniciones inmediatas por parte de los adultos responsables de su mundo vital. Relaciones familiares, vínculos de amistad, educación y salud son ejes de la dinámica de su vida hasta alcanzar la adultez. Y esperan respuestas desde estas esferas porque ellos son capaces de darlas.
Aman a sus familias y la esperan auténtica, verdadera y sincera, tal lo son ellos. Se ofrecen a sus amigos (pares en gustos y preferencias, aunque no siempre en coincidencia generacional) libres de toda relación de conveniencia y “se la juegan” por ellos pues es parte de su ser y existir.
En el ámbito educativo, y concientes (contrariamente a lo que muchos adultos pensamos) de la importancia de transcurrir por los diferentes estadíos de la educación formal -y porqué no no-formal- las demandas pasan por compromisos de formación adecuados al tiempo y a usos instrumentales concretos. Y es aquí, dónde las respuestas por parte del estado deben ser inmediatas y en concierto entre la heterogeneidad de demandas y la igualdad de posibilidades, derecho inalienable de cada miembro de la sociedad.
Un sistema educativo inclusivo, profesionalizado, comprometido, pragmático y de saberes instrumentalmente aprovechables debe presentarse como superador de aquel selectivo, lineal y de aprendizaje memorísitico y fragmentado, que lo precediera. Se desprende, entonces, la necesidad determinante de un cambio radical de postura y concepción por parte de los adultos –funcionarios, directivos, técnicos, profesionales de la salud y docentes- responsables de este ámbito de relación.
Cuerpo docente profesionalizado impone un estado proveedor tanto de posibilidades fácticas de capacitación permanente y en servicio como de ascenso y promoción profesional. Gabinetes multidisciplinarios se imponen para la prevención, primero y el tratamiento, después, de toda aquella patología detectada y con posibilidades de tratamiento in-situ. Habilitados, a su vez, para la derivación al servicio de salud pública correspondiente, cuando fuera necesario. Y es obligación del estado el asegurar esta prestación. También lo es la asignación de equipos técnicos disciplinares que trabajen en análisis, adecuaciones, definiciones y concreciones curriculares ajustadas a las necesidades de las nuevas generaciones y el ámbito y la realidad en los que viven y se interrelacionan. En contrapartida, se imponen funcionarios, directivos, técnicos, profesionales de la salud y docentes comprometidos con la responsabilidad mandada.
Pero por sobre todo, y ante todo, es imperiosa la génesis de un mundo adulto capaz de ESCUCHAR, COMPRENDER, ACOMPAÑAR, AMAR y ACEPTAR en contraposición del que, lamentablemente, aún hoy, impone, desoye, se desentiende, no entiende, abandona, juzga y en lugar de ocuparse sólo pretende preocuparse cuando, quizá, ya es demasiado tarde.
Prof. María Virginia Seco.
Especialista en Investigación Educativa y Gestión Pública.
|