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Análisis

Gobierno y Educación; Relación Irrenunciable

(Primera Parte)

Prof. María Virginia Seco.
Especialista en Investigación Educativa y Gestión Pública

El Sistema Social, constituido por subsistemas que se reorganizan a medida que su mismo crecimiento así lo impone, genera distintos tipos de demandas a partir de las necesidades de sus integrantes.
El Sistema Educativo, subsistema del Sistema Social, surge como un recorte de la arquitectura global de la sociedad, diferenciándose de otros sistemas existentes por un movimiento de especificación, es decir, por una asignación concreta de sentido. Asignación ésta íntimamente relacionada con los actores, sus necesidades y el momento histórico en el que estos sujetos actúan.
Las relaciones de los individuos entre sí como las relaciones de éstos con el Estado y su gobierno fueron y son formalizadas, legalizadas o legitimadas a través de los contratos que entre ellos establecen, los que adquieren formas de constituciones, leyes y normativas.
Existe, sin duda, una estrecha relación entre el Sistema Social y el Sistema Educativo. La Educación, bien político y social en si mismo, es el medio para la concreción del fin último de la polis: el Bien Común. Sostenía Aristóteles que la polis, centro político y social por excelencia, era un pluriverso -no un universo- integrado por ciudadanos que piensan y obran de manera diferente. Entonces, ¿cómo lograr que esta  diversidad planteada a partir de individualidades unifique a los ciudadanos hacia este fin?:  mediante la EDUCACIÓN.
El origen de los sistemas educativos actuales, entendiendo como sistema a una totalidad de elementos en interacción, acompaña el crecimiento y la evolución de los sistemas sociales. La educación ha crecido en complejidad a medida que la sociedad también  lo ha hecho, crecimiento en complejidad que supone una mayor diferenciación tanto estructural como funcional.
En las sociedades primitivas no era posible diferenciar un sistema educativo dentro de la comunidad. Era la misma “tribu” en la dinámica de su proceso la que educaba. Cualquier miembro de la sociedad conservaba la cultura y era considerado capaz de transmitirla, adjudicándose en general esta responsabilidad a los viejos y más experimentados.
Cuando los adelantos tecnológicos avanzan y con ellos la mayor necesidad de información, también avanza y se especifica la función de transmisión de conocimientos e integración de las generaciones jóvenes en los valores y normas que rigen a sus mayores.
La Revolución Industrial y la revolución política que transformaron profundamente las relaciones sociales, políticas, económicas y culturales entre 1750 y 1830 hicieron necesaria la instrucción pública, piedra fundamental de los sistemas educativos modernos.
Dos elementos cardinales determinaron, pues, el origen de los sistemas educativos actuales: por un lado los ideales republicanos sobre los que se diseñaron y construyeron los cimientos para la instrucción pública; por otro lado, el avance del capitalismo y la reestructuración económico-social que trajo aparejada, generaron un alto grado de especialización y división del trabajo. Este proceso hizo necesario sistematizar y asegurar  la transmisión de los saberes acumulados para cada una de las especialidades y a su vez, organizar complejos sistemas de cooperación para que a pesar de la división del trabajo, todos los esfuerzos confluyeran en la  producción de un mismo bien.
Estos cambios históricos son los basamentos de los nuevos sistemas educativos que responden a una sociedad que dejó de ser pensada como una organización dada, determinada por fuerzas ajenas al sujeto social, y comenzó a ser considerada como una construcción social resultante de la acción voluntaria de los hombres.
El Sistema Educativo Argentino transcurre desde hace más de dos décadas por resueltos procesos de búsqueda de validación. Luego de la histórica y centenaria Ley 1420, la Ley Federal de Educación y la recientemente sancionada Ley de Educación Nº 26.206, dan muestra de intenciones profundas de legitimación de los contratos fundacionales. Dinámicas que deben trascender, sin dudas, la coyuntura y conveniencia de las políticas partidarias. “Igualdad de oportunidades y posibilidades”, “educación integral que desarrolle todas las dimensiones de la persona y habilite tanto para el desempeño social y laboral, como para el acceso a estudios superiores”, “formación ciudadana comprometida con los valores éticos y democráticos de participación, libertad, solidaridad, resolución pacífica de conflictos, respeto a los derechos humanos, responsabilidad, honestidad, valoración y preservación del patrimonio natural y cultural” (1)  deben ser sustancia y esencia de la relación irrenunciable Gobierno-Educación.

(1)  Ley de Educación Nacional Nº 26.206 -Título I - Capítulo 2: FINES Y OBJETIVOS DE LA POLÍTICA EDUCATIVA NACIONAL.

 

 

 
 
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